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Autor : Marcos Kenneth Categoría : Blog, Psicología infantil, Psicología y salud
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Un trabajo reciente se ha ocupado de estudiar los efectos de ver mucha televisión durante la niñez. Sorprendentemente, los efectos van desde los hábitos nutricionales hasta el peso o el comportamiento durante etapas posteriores como la adolescencia.
Cada vez pasamos más tiempo delante de una pantalla, ya sea la de una tele, la de una tablet, la de un ordenador o la de un móvil.
Esta exposición, suele comenzar en la niñez, cuando a algún adulto se le ocurre la feliz idea de distraer a su prole con algún tipo de nueva tecnología. Los niños se distraen y no causan problemas, ¡cierto! Pero tampoco aprenden a autocontrolarse o a aceptar las frustraciones.
Y por si esto fuera poco, estos pasatiempos reducen dramáticamente sí la interacción de los padres con sus hijos.
Afortunadamente, hay padres que tratan de limitar el tiempo que sus hijos pasan delante de una pantalla, cada vez es más difícil, porque están por todas partes.
En estados unidos, uno de cada tres niños, tiene un televisor en su dormitorio.
Esto puede tener efectos no deseados, tal como hemos comentado en otras ocasiones.
Estar delante de una pantalla durante mucho tiempo, al ser una actividad sedentaria y que requiere pocos recursos cognitivos, puede tener efectos perjudiciales en el desarrollo cerebral.
Además de promover hábitos negativos, tales como la tendencia a elegir pasatiempos físicos o mentales que requieran poco esfuerzo.
En octubre del año 2016, la Academia Americana de Pediatras redujo el tiempo máximo recomendado de ver tele para los niños entre 2 y 5 años a una hora diaria.
Pero ¿qué ocurre cuando los niños con estos hábitos llegan a la adolescencia?
Eso es lo que han analizado los investigadores del Colegio de Psicoeducación de la Universidad de Montreal en Canadá en una reciente investigación:
Se llevó a cabo un seguimiento de 2000 niñas y niños nacidos en Quebec entre 1997 y 1998, desde la edad de 5 meses. Sus padres tenían que informar periódicamente de sus hábitos de ver la tele hasta que cumplieron 13 años, momento en el cual ellos mismos empezaron a informar sobre sus hábitos nutricionales y su conducta en el colegio.
Los resultados obtenidos fueron que, por ejemplo, cada hora adicional viendo la tele a la edad de 2 años predecía unos peores hábitos de alimentación a la edad de 13 años: los adolescentes consumían más comidas preparadas, bebidas azucaradas, pan blanco, papas fritas, bebidas energéticas, snacks dulces y salados y postres.
Además, aquellos adolescentes que de niños habían visto más televisión tenían más tendencia a saltarse el desayuno en los días escolares y a esforzarse menos en su desempeño durante el primer año de colegio.
Pero,¿cómo se explican estos resultados?
Según el autor del estudio, el hecho de que los niños ven mucha televisión, promueve el que sean sedentarios, y si además aprenden a elegir actividades de ocio sin esfuerzo a edades tempranas, no pensarán demasiado en las que sí requieren esfuerzo cuando sean mayores.
Promover la distracción en lugar del esfuerzo cognitivo influirá en el compromiso y capacidad de persistencia que el adolescente adquirirá más tarde en sus estudios.
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